2005/09/25

Serenata. El público vivió la algarabía Fiesta.

El espacio destinado para los espectadores se convirtió en una pista de bailes típicos

Exitoso. El concierto de Aldo Peña fue la muestra de que el cruceño gusta de la música que este artista interpreta. La concurrencia aumentó con Peña

Tanya Imaña Serrano

El sentimiento cruceño afloró al compás de los taquiraris, chobenas, carnavales y brincaos que sonaron el viernes por la noche en el escenario principal de Expocruz.
La serenata a la capital oriental, en la feria, se caracterizó por la algarabía, el festejo y el baile, tanto del público como de los artistas que se apropiaron de las tablas por algunos minutos para rendir tributo a Santa Cruz.
Las voces de Gina Gil, Alenir Echeverría y las hermanas Cardona entonaron, cada cual en su registro peculiar, canciones como Maraca Mateo, A Cotoca y Novia Santa Cruz, típicas del repertorio oriental.
Por su parte, la presencia masculina estuvo con el Trío Oriental, que con su carisma animó a la audiencia; pero sin duda, el que cautivó a los asistentes fue Aldo Peña.
No sólo porque incluyó a bailarines del Ballet Santa Cruz y porque sus canciones como Brincao son éxitos que hacen bailar a todo aquel que la escucha, sino porque presentó una canción denominada Autonomía que, si bien aplacó los gritos que la pedían, también ganó la simpatía del público.
“Autonomía para cambiar, para construir una nueva Bolivia... Autonomía, para cambiar al Estado centralista por justicia y equidad”, dice un fragmento que ha sido musicalizado con fuerte presencia de piano y guitarra, esta última muy al estilo de Santana.
Entonces, entró un personaje muy relacionado con el nombre y el pedido de esa canción, Rubén Costas.
Bandera cruceña en mano, saludó al público y se puso a animar a las más de 2.000 personas que se congregaron en los alrededores del escenario. “¡Autonomía!”. El grito era uno solo.
Para recordar que el cruceño estaba esperando el cumpleaños de su tierra, no pudo faltar el taquirari compuesto por el orureño Gilberto Rojas, Viva Santa Cruz, que puso a batir palmas, silbar y bailar a los presentes. La fiesta estaba en su máximo esplendor; por ello, cuando Peña se despidió, el público no vaciló en pedir “¡otra!, ¡otra!”. Por supuesto, el artista volvió.