2003/11/18

Beni un lugar de ensueño... y olvidado

Hoy es el aniversario departamental. Habrá una misa y un desfile. La segunda región más grande del país, ubicada al noreste, vive de la ganadería y el turismo. Su problema es la emigración de profesionales.

Una serenata en homenaje a Beni se escuchó anoche, en la FexpoBeni que se desarrolla en Trinidad, la capital. La música del Trío Oriental y otros conjuntos animó la velada que los trinitarios disfrutaron sin preocupaciones de horario, pues hoy es feriado en la región.

El regalo por los 161 años de creación del departamento lo entregó el domingo el FNDR (Fondo de Desarrollo Regional). Se trata de la primera fase de construcción del estadio departamental que está en Trinidad.

El proyecto prefectural tiene ya las tribunas de preferencia y general, la cancha reglamentaria con su propio sistema de riego y drenaje, los postes y luminarias, camarines, dos túneles de ingreso para jugadores y una pista atlética de ladrillo molido. Sobre las 24,8 hectáreas se yergue la estructura que cobija a 16.000 espectadores y que al concluirse las curvas norte y sur recibirá a un total de 30.000.

Beni tiene 362.521 habitantes, según el censo 2001. Ellos están distribuidos en 19 municipios, de los que los más poblados son los de la capital y las ciudades intermedias como Rurrenabaque, donde el turismo ecológico florece, aunque de manera intuitiva y no planificada.

Según investigaciones financiadas por el PIEB (Programa de Investigaciones Estratégicas de Bolivia), un serio problema departamental constituye la pérdida de profesionales que migran a otras regiones.

Sobre la historia del departamento cabe señalar que el 18 de noviembre de 1842, el presidente de la República, general José Ballivián, lo creó en el amplio territorio ubicado al noreste de Bolivia: ocupa 231.564 km cuadrados frente a los 133.985 que tiene La Paz.

Por supuesto, la historia de los habitantes de esas tierras no empezó entonces, pues -como la arqueología y la antropología ayudan a confirmar- diversos grupos étnicos escribieron páginas que hablan de organizaciones sociales capaces de sofisticada tecnología: por ejemplo, el sistema de las lomas que permitió a los habitantes desafiar a los múltiples ríos del lugar.

Entre los pueblos que le dan un sello propio a la cultura beniana están los moxeños, chapacuras, itonomas, canichanas, movimas, cayuvabas, pacaguaras, iténez, tacanas, maropas, yacarares, mosetenes y sirionós.

Ni los incas ni los españoles lograron vencer por la fuerza a estos aguerridos pueblos. Lo que sí funcionó fue el trabajo de la Compañía de Jesús que estableció misiones: Nuestra Señora de Loreto en 1682 y Santísima Trinidad en 1686.

Como en Santa Cruz (Chiquitos), en las misiones de Moxos (Beni) se desarrolló la agricultura y la ganadería, una tradición esta última que gravita en la vida económica actual del departamento. El arte del tejido y de la cerámica, así como el de la música -profundamente enraizada con lo religioso- son muestras vivas del mestizaje con lo europeo.

Beni, en idioma tacana, significa vientos, fenómeno climático que sopla intensamente desde el sur en esta zona tropical húmeda. El plato típico es el majao con base en el charque.

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