2003/11/13

Médicos piden universidad tradicional

Propuesta. Chiquitanos, guaraníes, hindúes comparten experiencias. Quieren hospitales y ser incorporados al SUMI. Atienden consultas y exponen fórmulas

Javier Méndez V.

Cumbre. Naturistas, médicos tradicionales e indígenas quieren patentar fórmulas y proteger plantas

Ochenta médicos tradicionales de todo Bolivia llegaron al campus universitario para participar de la primera Cumbre Mundial de Médicos Tradicionales Naturistas Indígenas y Originarios. Se espera la llegada de representantes de Ecuador.
Las demandas de los bolivianos fueron formuladas directamente al ministro de Educación, Donato Ayma, que llegó para inaugurar esta Cumbre, enmarcada en el Encuentro Social Alternativo. “Señor Ministro. Debe crearse el Viceministerio de Medicina Tradicional y una universidad donde se aprenda a curar. También es necesaria la ley que proteja las plantas y la propiedad intelectual de las fórmulas”, dijo Carlos Eduardo Medina, médico chiquitano y organizador del evento.
Ayma, que suele recurrir a las hierbas para curar males estomacales o dolores de cabeza, dijo que para conocer a fondo la farmacopea popular es necesaria la educación. “Sin educación no podremos conocer la salud. Las autoridades deben valorar la medicina tradicional y la científica”, sentenció.
Desde que fueron plenamente reconocidos por el gobierno en 1984, se registraron 700 médicos en todo el país, aunque hay 1.500 que ejercen ilegalmente y otro tanto que lo hace sin registro en Sobometra (Sociedad Boliviana de Medicita Tradicional). En Montero, donde hace una semana se realizó el primer Congreso Departamental de Medicina Tradicional, participaron 300 personas. El tema fue la integración entre la medicina académica y la tradicional.
Esta integración debe consistir, además de la construcción de hospitales donde compartan espacio ambas formas de curar, la incorporación al Seguro Universal Materno Infantil, dicen los participantes.
La cooperación belga apoya la instalación de laboratorios y microhospitales desde $us 5.000 a $us 10.000, según Ramón Vargas, presidente de Sobometra. En Santa Ana de Velasco, la Comunidad Europea financió la instalación de un microhospital tradicional.
Carlos Ayala, presidente de la Confederación de Médicos Naturistas de Bolivia, espera que se retome el anteproyecto de ley de propiedad intelectual que se hizo con la cooperación holandesa.

¿Qué hacer en el campus?

Hoy, desde las 8:30. La psicóloga Ana María Tambaré hablará sobre el Sida. A las 9:30, Pablo Solón disertará sobre el ALCA vs medicina tradicional. El médico Carlos Medina revisará, a las 11:00, las demandas de los pueblos indígenas. A las 14:30, se expondrán los usos medicinales de la coca. Una hora después, Nora Girón desarrollará la Estrategia de Salud Medicina Tradicional OPS-OMS.
Osvaldo Peredo expondrá desde las 16:30 su experiencia en medicina alternativa.
Tierra. El foro sobre la problemática agraria se desarrollará de 14:30 a 18:30 en la cancha polifuncional de Derecho. Participan Cejis, Cipca, Alas y Fundación Tierra, además de organizaciones indígenas del oriente y el occidente. Modera Hernán Cabrera.
Música. A partir de las 19:00 habrá varios conciertos en el campus universitario. Actuarán el Trío Oriental, Gisela Santa Cruz, Luna Chaqueña, Luis Rico, Yenny Cárdenas, Grupo Tinku, Rijcharity y el grupo de teatro Choboreca.

En Tarija hay una medicina para el sida

Desde hace bastante tiempo, según cuentan Carlos Ayala y el bioquímico Isaac Álvarez, existe en Pando una cura para la leishmaniasis o lepra blanca. Se hace en base a una planta cuyo nombre y empleo los médicos de ese departamento amazónico guardan celosamente.
Lo mismo hacen los médicos tradicionales de Tarija, que conocen otra planta que ha resultado eficaz en el tratamiento del sida. Hay mucha cautela porque la mejoría de los pacientes puede deberse a otros factores, así que aún no se habla de una cura para este síndrome.
El hermetismo de los curanderos de dos regiones tan distantes se debe a la experiencia que tienen con representantes de los grandes laboratorios que suelen visitarlos en sus comunidades, cuenta Ayala.
En ocasiones, sólo por el precio del pasaje hasta el lugar donde está la planta, se han encontrado curas a ciertas enfermedades. Ese conocimiento no ha dejado ningún beneficio para las comunidades. Eso no pasará con la ley, explica Álvarez.

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